Las modas regresan, y tras años en los que lo habitual era usar como el PVC y el aluminio, llega de nuevo la madera con fuerza a nuestras casas. Su uso en la fabricación de carpinterías exteriores en ventanas y puertas es cada vez más frecuente y demandado. Lo cierto es que una ventana de madera cuenta con excelentes resultados estéticos, algo que se une a la alta concienciación actual de decidirse por materiales naturales y sostenibles. La madera se redescubre como una excelente materia prima a la hora de ser usada para ventanas, tanto en reformas como en nuevas edificaciones. Pero antes de dar el paso infórmate de si tu edificio tiene valor arquitectónico o está protegido por ley ya que en ese caso la reforma de nuestras ventanas deberá contar con la correspondiente autorización administrativa, y deberás respetar su estética.
A lo largo de la historia, la madera se ha usado profusamente como material idóneo para la fabricación de ventanas, teniendo en cuenta que son un excelente aislante térmico que hará más confortable nuestro hogar. Pero este material tiene el inconveniente de que requiere un mantenimiento periódico que haga posible que se conserven en condiciones óptimas y evitar que se deterioren estéticamente o pierdan sus facultades.
La sustitución de ventanas antiguas va a venir determinada por su estado. Si presentan un acentuado deterioro puede que sea mejor idea sustituirlas que restaurarlas. Por eso es importante realizar un examen a fondo para comprobar el estado de la madera. Sobre todo nos debemos detener en las partes que están expuestas al exterior, y que sufren la acción de los agentes climatológicos. Es conveniente fijarse bien en el estado de los marcos y si mantienen su funcionalidad, comprobando, por ejemplo que las hojas se ajustan correctamente a éstos. Si determinamos que las ventanas aún presentan un buen estado y que las inclemencias no han hecho mella en su estructura es viable decantarse por una restauración. Lo habitual es que con un buen trabajo de pulido, pintado y barnizado podamos volver a lucir ventanas de madera como nuevas en nuestro hogar por poca inversión. Si por el contrario percibimos que su grado deterioro y achaques es muy acentuado deberemos inclinarnos por su sustitución.
Un elemento inherente a las ventanas de madera es el vidrio, que se presenta de manera sencilla, con una sola capa, en la mayoría de las ventanas antiguas. Esto repercute directamente en el aislamiento, que resulta más eficaz cuando se trata de doble acristalamiento. No debemos olvidarnos que unas ventanas de madera no solo contribuyen a reflejar una excelente imagen de nuestra vivienda, sino que contribuyen directamente al ahorro de energía en calefacción y refrigeración, a un siempre agradecido aislamiento acústico y a la seguridad de nuestro hogar. Por eso su buen estado es imprescindible. Si presentan descuadres, falta de aislamiento o imposibilidad de cambiar el cristal lo más recomendable es optar por su sustitución. Si nos inclinamos por una restauración es recomendable pasar del acristalamiento simple al doble, siempre que nos cercioremos de que el grueso de las hojas nos ofrece suficiente espacio para la adaptación del segundo cristal y la cámara.
Antes de tomar la decisión entre restaurar o sustituir es interesante valorar y comparar el coste de ambos, y tomar una decisión determinada por su resultado. Debemos tener la garantía de que una restauración tendrá un resultado óptimo en todos sus aspectos ya que si no fuera así podríamos sufrir consecuencias negativas en cuento a confort y ahorro de energía.
Deja una respuesta