El aluminio es uno de los metales más utilizados a nivel industrial y doméstico. En nuestro día a día lo encontramos en latas, ventanas, puertas, cerramientos, pérgolas, utensilios, bicicletas, como envoltorio alimentario (papel de plata), en envases …
El desarrollo humano y el gran número de usos y aplicaciones del aluminio han hecho que su consumo se haya ido incrementando a nivel mundial. En 2010 se utilizaron 43.000 miles de toneladas de este metal; y en 2018 y 2019 los consumos anuales de aluminio fueron de 63.000 y 62.000 miles de toneladas métricas.
¿Por qué el aluminio puede considerarse como el amigo del medio ambiente?
El proceso de obtención de aluminio es a partir de la bauxita, un mineral que se extrae en minas a cielo abierto. En España no tenemos actualmente minas de bauxita, aunque sí tenemos empresas que producen aluminio a partir de mineral importado de otras latitudes.
La obtención del aluminio a partir de bauxita tiene un coste energético importante, por tanto, reducir este procedimiento y sustituirlo por el reciclado de aluminio, un proceso menos costoso energéticamente, debe ser el objetivo global.
Una de las principales ventajas de este metal es que es 100% reciclable si se tratan en los centros de recuperación y reciclaje de metales. El aluminio reciclado mantiene exactamente las mismas propiedades. El reto está por tanto en conseguir que todo el aluminio procedente de industrias o de uso a nivel doméstico se recicle y se procese correctamente. Esto es una tarea común de todos, de nosotros como usuarios finales de muchos productos (latas, etc.) y de la industria que debe encargarse de gestionar correctamente sus residuos.
Actualmente una gran cantidad del aluminio utilizado en la industria (fabricantes de puertas y ventanas de aluminio, estructuras, cerramientos, en la fabricación de bicicletas, fabricantes de envases, etc.) procede de la recuperación y reciclado de aluminio. Muchos de los envases que utilizamos diariamente se han fabricado con un porcentaje elevado de aluminio reciclado, sin embargo, en los envases no existe un etiquetado concreto, como ocurre con el papel o el vidrio.
Otra característica del aluminio que lo hace ser considerado amigo del medioambiente tiene que ver con su densidad, es decir, la relación masa volumen (g/cm3 o kg/m3). Al presentar una baja densidad grandes volúmenes pesan menos que otros metales, por lo que la cantidad de energía (combustible) necesaria para su transporte es menor que con otros metales, con una menor huella de carbono.
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