El PVC y el aluminio son dos materiales muy extendidos en nuestro hogar, que vienen a resolver distintas necesidades en cierres de puertas y ventanas. Cada uno tiene ventajas e inconvenientes, puntos fuertes y puntos débiles, pero es difícil decir directamente cuál es mejor o peor ya que dependerá del fin en el que estemos pensando para cada cual. El asesoramiento de un buen profesional nos hará tomar la decisión adecuada para su uso, escogiendo entre una amplia gama de posibilidades y calidades en ambos materiales, y estableciendo comparativas que nos lleven a sacar el mayor partido posible a nuestro presupuesto y a nuestro hogar.
Las ventajas generales de una ventana en PVC frente a otra fabricada en aluminio radican en que la primera es una aislante mas de 1000 veces mejor que el segundo. Ello se va a ver reflejado en confort para tu casa a nivel acústico y en ahorro en la factura de la energía. La clave es que las esquineras de PVC están acabadas con soldadura eléctrica, no atornilladas, como si ocurre en el aluminio. Este comportamiento estanco evitará las corrientes de aire y las fugas de climatización. Los perfiles de PVC contienen diferentes cámaras de aire en su interior que le dan mayor fuerza a su carácter aislante, reforzados con acero galvanizado para garantizar su solidez. El ahorro de energía se traduce también en una conducta responsable con el medio ambiente que en tiempos de cambio climático muchos usuarios tienen en cuenta a la hora de consumir. El ahorro en CO2 a través del PVC resulta claro y contrastable.
Respecto al origen sostenible del PVC hay que destacar que es una resina compuesta en un 57% por sal común, un material natural e inagotable que resulta reciclable al 100%. El mantenimiento de éste es casi nulo, basta con pasar un paño con agua y jabón para que su durabilidad sea extrema ya que resiste a la intemperie y los efectos de la contaminación. También son robustos frente a intrusos y resistentes al fuego ya que es un material auto extinguible y difícilmente inflamable, pues no propaga las llamas y no gotea. En cuanto a la estética, mucho han avanzado las ventanas del PVC gracias a la técnica del foliado, facilitadora de imitar a la perfección tanto la madera como el metal, con acabados lisos o incluso texturizados.
En cuanto al aluminio, se ha incorporado la llamada Rotura de Puente Térmico, pieza plástica que se coloca entre los exteriores metálicos, de cara a una mayor efectividad aislante, de cara reducir las pérdidas de calor y energía. Juega a su favor su ligereza y resistencia, su fuerza ante corrosiones, durabilidad y capacidad para adaptarse a casi cualquier hueco, con tamaños y formas rectas y curvas, resolviendo los mas ambiciosos retos de diseño. Presenta una ilimitada gama de colores, imitación a todo tipo de maderas y acabados metálicos, mediante lacado o foliado.
El aluminio es más costoso y menos aislante que el PVC. Si una ventana de aluminio y una ventana de PVC tienen el mismo precio, la última ofrecerá una eficiencia y un aislamiento térmico y acústico muy superiores. Pero cuidado, que no todas son iguales. Debemos constatar que todos sus elementos son de extrema calidad para que esa eficacia medio ambiental sea real y que no nos den gato por liebre. Hay que fijarse en las certificaciones de calidad, eficiencia y seguridad de la ventana, la clasificación de calidad de los perfiles, el número de cámaras de aislamiento en el interior de los marcos y las hojas, la profundidad de éstos y del acristalamiento, la calidad del herraje…
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